Intemperie

by • May 2, 2013 • Discursos Acelerados, Notas desde aquí abajoComments (0)2557

Por Daniel Lasmarías

El hype: Intemperie vendiendo sus derechos a media Europa antes de publicarse en España. Un autor novel, extremeño, aunque residente en Sevilla, y por lo tanto alejado de los dos polos literarios más importantes de nuestro país (Madrid y Barcelona). Una editorial de las grandes, Seix Barral, volcándose en la promoción de la novela, y personajes famosos poniéndola por las nubes en los medios de comunicación. Jesús Carrasco, con cuarenta años, la gran esperanza blanca de la literatura española. El hype, o sea.

Que si una vuelta al realismo. Que si una historia lineal, ambientada en un mundo rural. Que si Delibes… siempre Delibes. Que si un lenguaje sublime. Que si…

Intemperie es una fantasía. Sus personajes no tienen nombres. Son un niño, un anciano, un padre… recorriendo un espacio desértico, asolado por la sequía, movidos por pasiones primarias, comprensibles, simples. Como en los westerns de los setenta, se ha eliminado componente psicológico. Hay unas personas que hacen algo por una razón sencilla en un mundo despiadado. Y lo que hacen duele.

Hay poco Delibes en un lenguaje barroco, lleno de arcaismos y de vocablos extraños. Carrasco no busca la sencillez, ni el lenguaje coloquial. Busca la sorpresa, apabullarte con un torrente de palabras añejas, olorosas y sabrosas. Es puro artificio. Pero el recurso funciona, gracias en parte, a la brevedad del relato (más una novela corta) y también a la dureza de lo narrado, compensándose la aridez del paisaje con la riqueza expresiva del narrador.

¿Vuelve el campo a la literatura?¿Se terminaron nocillas y demás narrativas fragmentarias? ¿Realmente lo necesitamos?¿Hype?

Estamos en mayo… y desde hace meses se dice que Intemperie es la mejor novela española del año. ¿Tan poco esperamos de los demás?

Porque sus circunstancias van emborronando lo que no deja de ser un debut ilusionante, una novela bien escrita capaz de ser popular sin plegarse a los tópicos literarios actuales. Aire fresco en forma de fábula sin moralina. Y en vez de disfrutarlo lo convertimos en la piedra angular de algo que sólo existe en nuestras cabezas: una nueva narrativa española.

Ola tras ola, manifiesto tras manifiesto, la literatura nacional renace como un Ave Fénix cada vez más triste, cada vez menos leído. El hype es algo así. Dar a lo nuevo el aspecto de lo sublime.

Intemperie está bien. ¿No vale con eso?

La primera novela de Delibes, La sombra del ciprés es alargada, también fue un hype. Y, sin embrago, es lo que es, una primera novela, apenas un esbozo de la (en ocasiones) brillante carrera literaria de Delibes (con quien la crítica tanto compara a Jesús Carrasco).

Intemperie está bien. Intemperie se vende bien. ¿No nos vale eso?

Se publica mucha mala literatura que se vende bien. Se publica mucha buena literatura que apenas vende. Un tópico, una verdad a medias. ¿Tan poco esperamos de los lectores?¿Acaso muchos nunca deciden leer algo que está simplemente bien?

Intemperie se lee bien. Es fácil. Es entretenida. Es dura. ¿No nos vale eso?

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