El Buit de Joan Pons

by • November 13, 2013 • Conciertos, MosaicoComments (0)2428

El Petit de Cal Eril es Joan Pons. La personalidad de este artista catalán impregna a los músicos que lo acompañan en cada nueva aventura, porque así es como se toma él cada trabajo. Con su primer álbum, Sargantanes al Sol, El Petit de Cal Eril experimentó con instrumentos de juguete y melodías más cercanas a la canción infantil, en un difícil equilibrio entre lo naif y lo perverso, el pop más risueño y el folk nostálgico, de quién ha vivido en el mundo rural y ha sufrido las inclemencias del tiempo, y a la vez echa de menos esa crudeza.

Crudeza reflejada como nunca en su segundo disco, Vol i Dol, un trabajo mucho más profundo, denso, oscuro y homogéneo que el anterior. Podemos intuir el frío, la niebla, la tenue luz que se filtra entre los árboles de un bosque siniestro. Con varias referencias a la muerte, a la pesadumbre de una civilización que se tambalea ante los desmanes del poder. También su sonido tiende al misterio, con guitarras eléctricas que juguetean dando cierto aire místico. Vol i Dol es, y seguramente será, el mejor disco que Joan Pons podrá ofrecernos jamás. Es uno de los mejores discos que ha dado este país.

Y quizá él lo sepa, y por eso La figura del buit da otra vuelta de tuerca al sonido del de Cal Eril. Si Vol i dol era oscuro y homogéneo, este, su último trabajo, es más una liberación, un disco menos traumático para el artista. Voluble, a veces inconstante, pero divertido y diverso, como un grito de alegría al salir de la escuela. Se acabaron las clases y empieza el recreo. Y esas ganas y esa vitalidad se reflejan en cada uno de los 17 cortes pop, casi todos breves, que aparecen en La figura del buit. No es Vol i Dol, pero es un excelente trabajo, que sobre todo mira hacia delante y encauza su próxima y esperada aventura.

Pero mientras, los chicos de El Petit de Cal Eril siguen de gira y pasaron por la Sala Clap de Mataró para presentar en directo su último trabajo. Cuesta creer que una banda tan mediática no pueda llenar la sala de la capital de El Maresme, pero hace ya tiempo que un servidor se rindió a la evidencia. La vida cultural languidece en ciudades como esta, un poco por sus gobernantes y otro poco (o mucho) por unos ciudadanos que hace mucho que dieron la espalda a cualquier expresión cultural que no sea de masas (y aun así…).

Éramos pocos, pero los que estábamos teníamos ganas de escucharlos. Hacia las doce menos cuarto, aparecieron en el escenario con una sonrisa, que no les abandonaría el resto del concierto. Repasaron principalmente los temas de La figura del Buit, con una maestría digna de mención. La voz de Joan Pons, más exigida en esta tercera entrega, estuvo perfecta y los músicos dominaron el tempo de cada uno de los temas. Quizá al principio todo resultara un poco frío, pero cada intervención de Pons entre canción y canción, hizo despertar la simpatía del público, con una vis cómica desconocida para el que escribe, que en cierta manera te aproxima más a los temas. Porque en directo suenan más desenfadados, mucho más vitales y poco a poco, esa vitalidad va tejiendo una tela de araña alrededor del público. Cuando quieres darte cuenta ya estás atrapado en ese ritmo juguetón de canciones pensadas para diversión del músico, pero que divierten también al espectador.

Tras dos bises y una fuerte ovación, El Petit de Cal Eril, Joan Pons y sus compañeros de aventuras, se despedían de nosotros exhibiendo la misma sonrisa con la que llegaron. Nosotros por nuestra parte, nos fuimos para casa con la sensación de haber visto una actuación única de un grupo de músicos irrepetibles.

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