Sitges 2013 (I): Mirando al pasado

by • November 29, 2013 • Notas desde aquí abajoComments (0)4651

Por Daniel Lasmarías

El Fantástico, género cinematográfico que aglutina cosas como el terror, la ciencia-ficción o la fantasía, vive buenos tiempos. No sólo en taquilla (en EEUU las películas adscritas a estos subgéneros suelen copar las primeras posiciones en el box office), sino también cuando se habla de calidad y de propuestas atrevidas. La centenaria lucha entre arte y negocio, que ha rodeado al celuloide desde su nacimiento, se dirime hoy en día en los formatos digitales, con grandes películas de superhéroes o con pequeñas propuestas de cine experimental.

En España, donde el Fantástico naufraga en ocasiones (no por falta de propuestas, sino por una cultura de ocio alejada del modelo anglosajón… ya que ni se consume este género en abundancia, ni, la mayoría de las veces, se promociona adecuadamente) se celebra uno de sus festivales más importantes, el de Sitges, que cumplía este año su 46ª edición. Todo un logro.

Este “Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya” (11-20 de octubre de 2013) y las películas allí proyectadas nos dibujan un mapa (en realidad, apenas un boceto de mapa) de la situación del Fantástico hoy en día… y de las perspectivas de un género que lleva marcando el ritmo de la industria desde hace unas décadas.

Vamos hablar de futuro, de lo que podemos esperar, de lo que quizás no llegue a puerto o de un proyecto de cine que marque lo que veremos en la gran pantalla los próximos años. Vamos a imaginar que lo visto este año en Sitges es representativo de las últimas tendencias audiovisuales, cosa que no deja de ser a lo que en el fondo aspira todo festival.

CartelSitges

Dejemos en blanco otros temas como el palmarés, la organización, las retrospectivas, el ambiente en salas, las entradas vendidas… y hablemos de cine.

El cine de género vive entre el pasado y el futuro. Busca la referencia, el homenaje, porque ha sido capaz de generar algo tan difícil de definir como son los clásicos modernos, que están ahí, siempre presentes, marcando el camino, cubriéndonos con su sombra. Pero a su vez, por su propia naturaleza, el Fantástico debe mirar hacia adelante y experimentar y proponer y renovarse continuamente. Esta dualidad (pasado/futuro) ha marcado la tónica de la mayoría de las propuestas de este año en Sitges.

La cinta inaugural, Grand Piano (Eugenio Mira), es un buen ejemplo. Un homenaje sincero a Hitchcock y a De Palma, que termina siendo una película entretenida que se consume tan rápido como se olvida. Además, es un buen ejemplo del cine español que podemos llegar a esperar próximamente: técnicamente perfecto y rodado en inglés (un buen número de las películas nacionales vistas aquí no están rodadas en español). Lo que es un clara muestra de que estamos recuperando algo de lo que nuestra cinematografía adolecía desde los años setenta: espíritu comercial. Open Grave (Gonzalo López-Gallego), una interesante relectura del cine de zombis, es otro ejemplo de director español rodando en inglés. Hooked Up (Pablo Larcuen) también. Con el plus de que al idioma se le suma la inteligente estrategia de promoción de presentarse como “la primera película rodada con un Iphone”. Sin embargo, lo que queda es un Found Foutage normalito.

Si hay un subgénero en boga hoy en día es éste, el de “metraje encontrado”. Nacido hace años, pero encumbrado por El proyecto de la bruja de Blair a finales de los noventa, el rodaje cámara en mano y primera persona no deja de utilizarse, sobre todo, y no nos engañemos, porque es una forma rápida y sencilla de abaratar la película. Y encima sigue funcionando, claro está.

Found Foutage eran la sesión de clausura, The Sacrament (Ti West), además de Europa Report (Sebastián Cordero), Frankenstein’s Army (Richard Raaphorst), V/H/S/2 o The Jungle (Andrew Traucki), con diferencia la peor película vista este año en Sitges.

También lo zombi sigue de moda, aunque un poco diluida y adulterada dando la sensación de ir perdiendo fuelle cada año que pasa. A parte de la mentada Open Grave, se presentaron The Returned (Manuel Carballo), otra muestra de cine español rodado en inglés; o Antisocial (Cody Calahan), film mediocre que se redime con un última media hora de auténtica locura y originalidad.

Al pasado miran L’etrange couleur des larmes de ton corps (Helene Cattet y Bruno Forzani), pedante homenaje al giallo italiano que satura con su narrativa experimental y sus imágenes (y sonidos) oníricos; The Green Inferno (Eli Roth), divertido intento de recuperar el cine de caníbales de los años setenta y ochenta, con muy mala leche; Machete Kills (Robert Rodríguez), que es lo que es, una gamberrada que pierde su gracia a los veinte minutos; The Colony (Jeff Renfroe), modesta película post-apocalíptica que entretiene moderadamente; o la última de Dragon Ball Z, divertida, autoreferencial y épica.

Mención a parte merece Jodorowsky’s Dune (Frank Pavich). Documental sobre una de la películas no rodadas más famosa de la historia del cine, es decir, de la versión de la novela Dune que durante años preparó el psicomago y charlatán profesional Alejandro Jodorowsky (una figura muy presente, física y espiritualmente, este año en Sitges). Es una muy divertida y amena muestra de cine de no ficción que acabó llevándose el premio del público, rompiendo tópicos sobre la falta de viabilidad comercial del género y demostrando que, en cierta manera, al aficionado al fantástico le gusta vivir en el pasado.

Y sobre todo esto, el pasado y el futuro, habla la maravillosa pelicula de Jim Jarmush, Only Lovers Left Alive. Una pareja de vampiros que se mueven entre Detroit (el pasado) y Tánger (el futuro). Ella es blanca, ella es vida; él es negro, él es muerte. Aman un pasado brillante y nos miran como lo que somos, niños caprichosos incapaces de ser lo hermosos que podríamos. Poética y divertida, ideal para melómanos. Jarmush reflexiona sobre la cultura occidental y su decadencia. Una película que lejos de ser triste, trasmite un mensaje de esperanza en las palabras de una hipnótica Tilda Swinton: “volverán al norte, aquí hay agua”.

Continuará…

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