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No Iba a Salir y me Lié, de Chimo Bayo y Emma Zafón

by • February 24, 2017 • Notas desde aquí abajoComments (0)2984

La novela de Chimo Bayo. Volved a leer la frase anterior: Hay algo intrínsecamente gracioso en ella, por lo menos para aquellos con edad suficiente para recordar al personaje. Aquellas pintas, aquella gorra con linternas pegadas con cinta aislante, las leyendas urbanas sobre sus sesiones, sobre el descontrol… Seguramente, para toda una generación hay algo intrínsecamente gracioso en Chimo Bayo. Provoca sonrisas. Aquí abajo lo hemos comprobado varias veces durante estas últimas semanas. Un comentario casual tipo “pues andamos leyendo el libro de Chimo Bayo” era inevitablemente respondido con una sonrisa. Una sonrisa de nomepuedocreerqueesetiohayahechounlibro. Todo el mundo a partir de cierta edad conoce al personaje, y nadie se lo toma en serio porque de eso se trata.
¿Y el libro qué tal? es la pregunta que sigue a esa sonrisa (aunque a menudo entre una y otra se cuela un “chikitanchikititan tan tan” o un “exta sí”), y la respuesta es complicada. 
La novela, escrita por Emma Zafón a partir de los recuerdos (borrosos) de Chimo Bayo y sus amigos, comienza con una escena onírica, en la que el protagonista, un cuarentón algo cretino, se ve de nuevo joven y de nuevo drogado en mitad de una de aquellas noches de los tiempos de la Ruta del Bakalao, aquel fenómeno de masas de los 80 y primeros 90 con epicentro en Valencia, cuando las fiestas duraban de viernes a domingo y el extasis y la cocaína eran necesarios para aguantar y cualquier cosa podía ocurrir en cualquier momento. Los viejos tiempos. Los buenos tiempos. A continuación, un reencuentro con viejos amigos y, de nuevo, te acuerdas , entonces sí que sabíamos divertirnos y las drogas sí que eran buenas y qué fiestones porque los jovenes de ahora no saben… Es una novela sobre todo nostálgica, sobre unos personajes entrados en años que añoran la juventud perdida, aquellos tiempos en que junto a muchos miles de jóvenes peregrinaban de club en club (de Templo en Templo), cuando lo importante era la FIESTA y ésta no terminaba nunca. 
La Ruta del Bakalao fue un fenómeno de masas, no hay macrofestival actual que movilice a tanta gente como se movilizaba cada fin de semana en Valencia y alrededores, y si algo se percibe en la novela, en medio de los recuerdos muy confusos de momentos de caos, locura, droga, baile y aparcamientos de discotecas, es cierta intención de legitimar la Ruta como fenómeno cultural, aunque todo esto muy de refilón, como dicho con la boca pequeña. “No solo eran las drogas”, comenta el trasunto de Chimo Bayo en la novela, DJ Lightman. “Me cansa que me pregunten siempre por eso en las entrevistas. Aunque también es verdad que luego me dicen que les cuente alguna historia de aquellos tiempos y tengo que reconocer que no recuerdo nada de todo aquello”. Y todos se ríen, claro. La novela en ningún momento trata de esconder, ni siquiera dulcificar, esa realidad, e igualmente honesta se muestra en la descripción de los personajes, unos señores un poco cretinos que echan de menos la sensación de formar parte de Algo Importante a base de bailar, drogarse y ser Los Reyes de la Noche cuando eso era un asunto serio, y que entre anécdota de droga y anécdota de sexo intentan revivir todo aquello con ayuda (¡sorpresa!) de un Dj bastante flipado.
No iba a salir… no es una biografía de Chimo Bayo, ni una crónica de lo que fue la Ruta del Bakalao, sino esa historia de unos personajes en plena crisis de los cuarenta que se cuentan batallitas (con unos diálogos forzadísimos, el punto más flojo del libro) e intentan revivir su juventud. Con una Fiesta, claro, una como las de antes, seguramente la mejor parte de la novela. No tiene pinta de ser fácil describir la locura, el descontrol, el exceso hedonista, el colocón con sus ciclos de subidones y bajones, la música y el caos de una noche salvaje, pero en estas páginas Emma Zafón cumple con soltura.
Así pues, ¿El libro qué tal? Pues ni bien ni mal, tienes cosas buenas y cosas no tan buenas. A veces apunta ideas interesantes, pero no se lanza a desarrollarlas, cuenta bastantes anécdotas locas, pero no la gran historia de la Ruta, intenta capturar una sensación pero no aporta detalles, no hay origen ni desarrollo del fenómeno. Aquí lo importante es LA FIESTA. Y ya.

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