En su regreso, Marina Gallardo explora la sonoridad del dreampop en toda su amplitud, con trazas de Slowdive a Bat For Lashes, pasando por Stereolab o Still Corners.
Hemos pasado cinco años sin noticias de Marina Gallardo, pero por fin la tenemos de vuelta. La cantante y compositora gaditana publica The Sun Rises in the Sky and I Wake Up, su cuarto disco.
Grabado en los estudios La Mina por Raúl Pérez y por ella misma en una producción a cuatro manos, y masterizado en los estudios Turanaudio del Reino Unido, el álbum sugiere una evolución introspectiva de Gallardo que, ni mucho menos, enclaustra su música en algo oscuro o cerrado. Por el contrario, y partiendo de una base que mezcla pop cada vez más dream-pop y folk-rock cada vez menos folk y menos rock, su paleta de sonidos se ha visto enriquecida por una producción muy ambiciosa y una interesante apertura estilística. Lo primero ya se apreciaba en la inaugural ‘White Glare’, y lo segundo, bajo la sombra de los Slowdive menos shoegazers, en ‘Vanishing Fears’, los dos adelantos que ya conocíamos.
Luego desflorando el disco aparecen atmósferas variadas marcadas con profundidad y carácter: desde la dispersión cósmica de ‘Beach Sand’ al folk trotón, nebuloso y envenenado de ‘Bright Lights’, pasando por la inmersión triphopera de ‘Sparkle Eyes’, el dreampop de ‘Flowers’ y ‘Climbing The World’ y las formas oníricas de pop alternativo –estilo Stereolab– que rigen ‘Touch’. Pero, sin duda alguna, el tema estrella de este disco es ‘Moonphases’, una iluminada exhalación sin género fijo, limpia y celestial, que podría poner de acuerdo a unos Bat For Lashes dispuestos a la dilatación con los primerísimos Still Corners. Disfrútenlo con los ojos cerrados porque merece la pena.
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