Superlópez(2018). Sitges era el lugar adecuado para estrenar este film que es una especie de cruce entre Muchachada Nui y una peli de la Marvel. El responsable del invento es Javier Ruiz Caldera que ya nos sorprendió con comedias como Tres bodas de más o la adaptación de otro cómic: Anacleto: agente secreto. Aunque con altibajos, Superlópez recupera el tono humorístico de los cómics dibujados por Jan (y que han inspirado a más de una generación) y les da un toque estético más moderno, más acorde con los nuevos públicos que llenan las salas. La gran sorpresa del film es la interpretación de Dani Rovira, que se había ganado odio y admiración por igual. Huye de su típico registro andaluz para da vida a un Superlópez discreto al que siempre le han enseñado a esconder sus poderes, hasta que descubre que es el arma total para liberar a los habitantes de su planeta de origen.

El ángel (2018). De Argentina nos ha llegado el asesino en serie más cool y encantador de todo el festival. Carlos Robledo Puch, más conocido en su país como El ángel de la muerte, llevo a cabo un sinfín de asesinatos, robos y hasta una violación y, como era de esperar, ahora ya tiene película. El ángel más que un relato de los hechos en plan wikipedia es un estudio del asesino y su capacidad de seducción. Carlos roba y mata disfrutándolo, con la misma naturalidad que se come su comida favorita: el filete rebozado con puré obra de su madre. Pero Carlos no solo goza robando, además tiene un socio del que, a lo largo del film, descubriremos que está muy enamorado. De manera que el asesino seductor, a la vez, se siente atraído irremediablemente a su amigo que nunca le corresponderá. Cabe destacar el gran trabajo de casting para seleccionar a los dos protagonistas Lorenzo Ferro y Chino Darín. Ferro, especialmente, da vida y rostro a un personaje tan irresistible como peligroso.

   

Diamantino (2018) es una de aquellas frikadas típicas de Sitges: un futbolista trasunto de Ronaldo que se imagina jugando rodeado de cachorros de perro gigantes que quiere adoptar a un refugiado y que vive sometido al despotismo de sus dos hermanas gemelas que, a su vez, pactan con el gobierno clonarlo. Pues todavía pasan cosas más raras pero mejor pararse aquí. Diamantino es un film portugués que, detrás de este argumento patafísico esconde una denuncia del auge ultraderechista en su país.

Nancy (2018) no tiene mucho ni de fantástico pero en Sitges tienen una amplia definición del género por lo que si hay un misterio y una protagonista friki ya entra en los parámetros de selección. Nancy es una chica un poco nerd i antisocial que traumatizada por no haber perdido un bebé se dedica a establecer relaciones en las redes sociales inventándose identidades ficticias. Hasta que un buen día se hace pasar por la hija treintañera de una pareja que desapareció cuando era pequeña. O esta vez será verdad… Gran parte del mérito de esta especie de thriller familiar lo tiene la gran interpretación de Andrea Riseborough que se ha llevado, finalmente, el premio a la mejor actriz del Festival. Riseborough y su peculiar rostro ya nos habían fascinado en Mandy, pero la actriz demuestra aquí más su valor. La película tiene un toque indieamericano y una realización solvente a cargo de la directora Christina Choe.

Killing/Zan (2018). Shinya Tsukamoto, el director de clásico de terror tecno-sexcual Tetsuo, se inicia en el terreno del chambara (género de historias de luchas) con esta película crepuscular sobre un samurai sin valor. Ikemutse, aunque formado para ser un temible guerrero, no quiere salir de su pueblo ni enfrentarse a ningún otro samurái hasta ser obligado desde Edo. Tsukamoto plantea un héroe nihilista antibelicista que no está dispuesto a darlo todo por su patrón. Otra cosa interesante del film es la tensión sexual, nunca resuelta, ente el protagonista y una chica del pueblo.

 

 

 

 

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