Dos años después de la publicación de su debut, de título homónimo, vía Bandcamp, El Gran Manel, alias bajo el que se esconde Manel Roig, excrítico musical rehabilitado, multi instrumentista convertido en cantautor de vocación do it yourself, que factura un folk blues ruidista psicódelico, psicótico y depresivo, no exento de un humor tirando entre lo absurdo y lo surrealista, definido por el periodista Eduardo Guillot como “un francotirador cuya propuesta se sitúa al margen de la independencia”, declaración que le define a la perfección, presenta su segundo disco, de título claro, conciso y auto paródico: “El Gran Manel Is Dead”.
El Gran Manel presenta un segundo disco que significa un paso adelante en su carrera como compositor de canciones de raíz de tradición norteamericana más clásica (blues, folk, country), entregado con el desparpajo de saberse amateur y ser feliz por ello, usando las canciones como juguetes de Lego a los que poder deconstruir una y otra vez y montarlas de nuevo para crear un sonido personal e intransferible, más cercano que nunca al espiritu de la escena antifolk.
Si en ese disco de debut se citaban tanto a Bob Dylan sonando con The Jesus And Mary Chain, a Mercury Rev, Syd Barrett, Tom Waits o Sonic Youth como influencias directas, este “El Gran Manel is Dead” es otro disco homenaje, en sí mismo, de forma inconsciente, e involuntaria, a los diferentes estilos y artistas que forman parte del universo personal de El Gran Manel. Hay folk (esa bonita declaración de amor llamada “Tú, mi luz”), blues con aroma a un Tom Waits rezando a ritmo de gopel pantanoso (“Alopurinol blues”, un tema dedicado al tratamiento del ácido úrico, ni más ni menos); guiños directos a los Brian Jonestown Massacre más folkies y campestres (el countryfolk de “La Balada de Anton Newcombe”); esa versión ralentizada, aunque inefablemente de sonido velvetiano, del clásico de The Velvet Underground “I´m Waiting For The Man”, rebautizada para la ocasión como “Espero A Mi Dealer”; la hilarante “Dios, Salva A Los Yonquis”, canción que podría pasar como el reverso del “MTV Makes Me Wanna Smoke Crack”, de Beck, “Llegaba Tarde A Mi Funeral”, o cómo sonar a los Can del “Bring Me Coffe Or Tea” sin proponérselo; “Sonrisa y Lágrimas”, reivindación de los paladines del Lowfi Ween, con esas voces espectrales y fumadas; o “Espacial”, esa recreación lisérgica en forma de loop grabando tomas al revés, que recuerda a la senda trazada en el clásico “Octopus” de Syd barrett, sin olvidarnos del corte que cierra el disco, “Cuando El Diablo Llame A Tu Puerta”, chiste lowfi con aroma new wave , de final ruidista, con aspiraciones a ser un nieto bastardo del “Boys Keep Swingin” de Bowie.
Como en el disco de debut, Manel Roig vuelve a ser un Juan Palomo que se lo guisa y se lo come todo él: voces, guitarra eléctrica, guitarra acústica, bajo eléctrico, percusiones varias, batería, palmas, kazoo y ruidos varios. Repiten Verónica de la Cruz, tocando aquí todas las panderetas, y Carlos Ruf a la armónica, además de dar palmas y grabar un delirante solo de guitarra grabado al revés en “Espacial”. Las nuevas colaboraciones son también de lujo: el enigmático one man band
Caustic Roll Dave a la guitarra, junto con el bajista de los legendarios Beef, Ramón García, junto con Paia, a la postre hermano de Ramón, en “Espero A Mi Dealer” y “Llegaba Tarde A Mi Funeral”. También colabora el líder de la banda de punk cowbilly Th´Booty Hunters, Xavi Ollé, dándolo todo en un solo de banjo, que es la nave que maneja esa delirante perla de folk punk llamada “Dios, Salva A Los Yonquis” y la colaboración inesperada del disco, los acertados y certeros fraseos de teclado, arreglados y tocados por Andreu Gelabert, del grupo de pop Aston.
Todo esto ha sido posible gracias al inconmensurable trabajo a la grabación, producción y masterización del bajista de Aston, Jesús Mateo Andrés Pozo y sus estudios Sserc, que ya se había ocupado del máster del primer disco, y que en este segundo trabajo ha dado un sonido más compacto y férreo, consiguiendo dar un aire más “profesional” al ya definido sonido low fi que tienen estas escurridizas canciones. El Gran Manel: más vivo que nunca.
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