Cruïlla de Cultures 2013

by • July 11, 2013 • ConciertosComments (0)2273

31000 personas pasaron los pasados 5 y 6 de julio por el barcelonés Parc del Fòrum para disfrutar del Cruïlla de Cultures 2013, un festival que apuesta por la variedad y amplitud de miras musical y por un programa más o menos abarcable. Un viernes más enfocado al indie y un sábado más ecléctico para un festival que tardó en arrancar pero terminó siendo más que disfrutable.

 

El viernes comenzó frío, con una Cat Power algo pocha, que aunque se animó un poco al final, dejó una impresión más bien fría entre el personal, que tampoco terminó de animarse con un Rufus Wainwright solo al piano, un formato muy poco festivalero. Pese a todo, “Some happy songs, some sad songs” interpretadas con muy buen gusto por este clásico, que nos regaló incluso una preciosa versión del inmortal “Hallelujah”. Más vitalista se mostró James Morrison, con su soul elegante. Buena banda y buen concierto, pese a que hacia el final parecía perder algo de fuelle. No fue el caso de Suede, que tirando sobre todo de clásicos y de la energía de Brett Anderson se ganaron totalmente al público. Pese a tener una banda que en algunos momentos se reveló justita, Anderson se portó como una estrella y se vació por completo en todos y cada uno de los temas. Probablemente lo mejor del primer día de festival, junto al espectáculo que nos regalaron Standstill. Cénit se centra en el último disco de los catalanes, el fantástico “Dentro de la luz”, y supone una espectacular puesta en escena que aúna la música con proyecciones y espectaculares juegos de luces, todo en perfecta sincronía. Precisos y contundentes, un show hipnótico. Dimos el día por terminado con The Suicide of the Western Culture, cuyo set de electrónica lo-fi sonó furioso y asalvajado, avasallador por momentos.

 

El sábado comenzó bastante mejor que el viernes, con Tiken Jah Fakoli desgranando su reggae africanizado abriendo fuego en uno de los escenarios grandes mientras Selah Sue daba un señor concierto en el pequeño. Gran sorpresa, gran voz y un puñado de temas entre el reggae y el soul interpretados con convicción, como una Neneh Cherry rejuvenecida y energizada, perfecta para calentar motores ante la fiesta en que Goran Bregovic y su orquesta para bodas y funerales convirtió la tarde-noche. Perfectamente elegantes, la acelerada propuesta balcánica de Bregovic convenció (y puso a bailar durante una hora y media) al respetable. Tras él, la elegancia de Morcheeba y el vozarrón de Skye Edwards hacían disfrutar a los fans, en otro concierto repleto de antiguos hits que para nada parecen notar el paso del tiempo. Al mismo tiempo, pero en el escenario pequeño, Roika Traoré hacía gala de voz, clase y garra en un concierto que terminó en fiesta, con cantante y coristas bailando desatadas.

 

Probablemente la mayor estrella del festival fuese Snoop Dog, o Snoop Lion, y como tal se comportó. Ataviado con camiseta del barça intercaló algún tema nuevo entre (otra vez) una batería de antiguos hits, con la chulería y el aire macarra que se le suponen y con una banda sólida y potente. Otro gran concierto para el sábado. Pero si hay que escoger uno solo de los conciertos, tanto del sábado como del festival, aquí nos decantamos por el que Trombone Shorty y su Orleans Avenue dieron en el escenario pequeño mientras la mayoría del público disfrutaba de  la fiesta de Fermín  Muguruza. Una tormenta perfecta de funk desatado a cargo de un puñado de músicos espectaculares encabezados por un Troy “Trombone” Andrews dejándose hasta la última partícula de aire de sus pulmones y derrochando simpatía, carisma y diversión directamente desde New Orleans. Tras el derroche, y dado el poco interés que genera el reggeton de Tego Calderon en esta casa, la opción ruidista de Tiger Menja Zebra resultó una agradable sorpresa, y la sesión eminentemente juerguista de los Nasty Mondays DJ’s supuso el cierre ideal para esta edición del Cruilla, un festival que fue de menos a más.

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