Pixel de Stael es un dúo barcelonés de pop electrónico inspirado en los “problemas técnicos” (glitches) de los procesos de producción digital, softwares y hardwares potentes pero potencialmente defectuosos.
El team Pixel 0 y Pixel 1 reivindican la belleza de los errores tecnológicos y su naturaleza humana; explorando la tensión entre el mundo cibernético hiperconectado y la dimensión orgánica del ser. Sin embargo, su mirada permanece humanista, sin utopías futuristas o pesimismos apocalípticos.
La música de Pixel de Stael se divierte con las caídas del sistema al usarlas para producir canciones pop que resaltan la belleza de las imperfecciones.
Apasionados por la hibridación, incluso con los idiomas, para Pixel de Stael se han diluido las fronteras y todo se ha convertido en materia musical. Con gusto por la armonía y la melodía les encanta construir sus tracks con las “notas falsas” que emiten los errores informáticos, sonidos que se han vuelto pop y familiares en nuestro inconsciente colectivo.
La música de Pixel de Stael recupera así el espíritu vital, DIY y desacomplejado del garage rock en el contexto de la electrónica doméstica en la era de internet con nuevos medios digitales. Incluso le han dado un nombre a este sonido: música electrónica glitch-pop.
Ahora llega el turno de el que es su primer sencillo, un tema con el que hacen su puesta de largo. El tema, titulado “Si Fuera Por Mi – Si Ça Ne Tenait Qu’à Moi – Если бы это было до меня – それは私次第だった場合...”, nos llega con clara vocación de romper fronteras (la utilización de varias lenguas es sintomática) al definirse como un proyecto que hace música en un mundo globalizado e hiperconectado y están dispuestos a que sus canciones reflejen esa realidad. El tema resume perfectamente el estilo de Pixel de Stael. Se trata de la canción más pop y una de las más bailables de su repertorio, canciones que irán presentando en los próximos meses. El tema se acompaña por una pieza videográfica realizada por Marc Juvé aka Pixel Error y postproducción en los estudios ARTIC de la mano de Manu Rescollo y Vicente Villaamil. La fotografía corre a cargo de Pau Lloret.
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